miércoles, 29 de diciembre de 2010

Cara o cruz.

Estar en el punto en el que todavía puedes decidir si avanzar o retroceder, y no saber si debes/quieres avanzar o retroceder, es una de las cosas más angustiantes y asquerosas que pueden pasarle a uno.
A partir de aquí, lo que suele suceder es que como no tienes capacidad de decisión (llámalo indecisión, confusión, tal vez incluso una ligera cobardía si quieres) te quedas como flotando en una nube de gas putrefacto que se va declinando poco a poco hacia el lado menos recomendable para tu salud, tanto física como mental. Y te quedas ahí, ni sentado ni de pie (en cuclillas que es mucho menos cómodo), fumando la pipa del temor. Sin compañía, por supuesto. Porque, entre otras cosas, no la quieres. Hay cosas que es mejor tragar en silencio para que no se vuelvan completamente contra ti. Cada cosa a su debido tiempo.
Y llega el momento en que la nube de gas putrefacto se disuelve de pronto, sin avisar, y te das la ostia padre contra el suelo. De morros o de espaldas, qué más da. Es cuestión de azar, como lanzar una moneda al aire.

martes, 28 de diciembre de 2010

From death to birth.



Cierro los ojos y me llena esa sensación de estar de nuevo en mi lugar. El olor de tu casa, tu propio olor, el sofá, y unas ganas terribles de abrazarte y no soltarte en cuatro días, cuatro meses o cuatro años. De echarme una larga siesta apoyada en tu barriga mientras me acaricias la mano. El calor que me invade cuando me tocas suavecito el pelo y la cabeza, y esa sonrisa de mameluco afectado por el THC que te hace la cara más grande, más bonita y más brillante de lo que normalmente me parece. Tus dedos sobre las cuerdas de la guitarra española y esa voz rasgada interpretando una canción que has debido aprenderte en algún momento de estos tres meses en los que he estado fuera, y de fondo una divertida discusión entre otros dos escombrillos humanos por una de las tonterías más grandes que se puedan imaginar.

sábado, 18 de diciembre de 2010

Y la playa llora y llora.


Un año y pico no es tanto. O tal vez sea demasiado. Sea como sea, no me duele decir que te quiero.
Es posible que duela un poco más decir que te echo de menos, pero me aguanto. Me aguanto todo lo que puedo y sigo contando las baldosas que hay hasta la Plaza Mayor, y repito el camino varias veces al día. Y te aseguro que deberías saberte de memoria cada papelera y los puntos exactos donde tropiezo, porque casi siempre me acompañas. Especialmente cuando bebo. Me coges de la mano y no me sueltas ni para limpiarte el sudor de la frente al final de la cuesta de los borrachos, ni me sueltas para dejarme abrir la puerta de la residencia. La recepcionista te saluda con una sonrisa y tú sigues sin soltarme hasta que me pongo a llorar en la cocina y me abrazas, y yo me mareo con tu olor y te digo lo mucho que te echo de menos. Y tú me recuerdas los días que quedan para vernos. Me meto a la cama custodiada por tus fotos y no dejo de sentirme patética ni un segundo con las lágrimas todavía cayendo, y no dejo de sentirme afortunada porque sé que nadie ocuparía mejor el lugar que ocupas.
Finalmente me duermo mientras repaso las lecciones una a una, como cada día. Si me examinaran de ti obtendría mejor nota que tú mismo.
El tabaco de liar se mezcla con el CO2 y el olor a albóndigas, y de repente sonrío levemente porque solo queda una semana.
Una semana no es tanto. O tal vez sea demasiado. Sea como sea, no me duele decir que te quiero.

viernes, 10 de diciembre de 2010

Champán.

Yo no tengo la culpa. A pesar de ser más yonki cada vez.
Ahora mismo me iba yo a pescar cangrejos a las antípodas el resto de mi vida. Mandaría a tomar por culo la existencia. Y no es que haya pensado mucho esto que digo. Simplemente me apetece reventar un par de cabezas contra el suelo para luego querer morirme de angustia, frío y sonrisas invertidas.

Tengo el corazón a un palmo del silicio y el alma a un metro de una pandemia.
Es angustiante escuchar lo que la noche tiene que contarte, si sabes escucharla. Y de sabios es saber identificar los límites, aunque no puedas respetarlos.
Tiritando un ducados y risketos.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

On.






La gente tiene prioridades.





*cisma.

(Del lat. schisma, y este del gr. σχίσμα, escisión, separación).

1. m. División o separación en el seno de una iglesia o religión. Era u. t. c. f.

2. m. Escisión, discordia, desavenencia.



*ilusión
.

(Del lat. illusĭo, -ōnis).

1. f. Concepto, imagen o representación sin verdadera realidad, sugeridos por la imaginación o causados por engaño de los sentidos.

2. f. Esperanza cuyo cumplimiento parece especialmente atractivo.

3. f. Viva complacencia en una persona, una cosa, una tarea, etc.

4. f. Ret. Ironía viva y picante.



*contradicción.

(Del lat. contradictĭo, -ōnis).

1. f. Acción y efecto de contradecir.

2. f. Afirmación y negación que se oponen una a otra y recíprocamente se destruyen.

3. f. oposición (contrariedad).





Yo no tengo claras buena parte de las mías.

Recuerdos del pelo largo.

Viejos blues, queridísimo Eric Burdon.



UNA NOCHE SI TI.

martes, 16 de noviembre de 2010

Like a bird.

No me acostumbro a conocer tu cara mejor que el camino del váter a mi cama. Supongo que hace tiempo se me habría hecho raro pensar en esta afirmación, pero ahora es como decir 'perro' o 'kamikaze'. Supongo también que hay pocas cosas más placenteras en este momento para mí que comer sánwiches de jamón y queso a las 00.00, escuchar tu risa en mi cabeza de repente y ver tu actuación de cierto día de diciembre del año pasado como si hubiera sido ayer mismo.
Supongo que debería ser un poquito más feliz de lo que soy, y lo pienso sobre todo cuando me encuentro de repente llorando de la forma más patética en la que pueda uno imaginarme.
Supongo que llegaste en un momento tan inesperado como apropiado. Supiste serme un poquito más feliz cada día de un finalmente insulso 2010, a la vez que se me quemaba poquito a poco lo que a tu paso ibas arreglando.
No quiero ser pesimista, pero tampoco demasiado optimista.

Just like heaven/Boys don't cry.

domingo, 14 de noviembre de 2010

Imposible (léase el título en inglés).


Se me hace imposible no querer cogerte y darte vueltas. Darte vueltas hasta morir, queriéndote cada segundo y abrazándote a cada instante.
Se me hace imposible no querer ser pilar en tu frágil estancia, y no ansiar darte un beso en el papo a cada segundo que te miro y (no) te veo. Me encanta abrazarte y lanzar el 'grito' de reunión. Adoro darte besos en la frente y saber que siempre serás mi Laurito. Laurito precioso.
Eres bonita. Tan bonita que me quiero morir.
Te quiero. Hasta un millón de infinitos.



O más.



Itooooo.
A querer :)

martes, 9 de noviembre de 2010

LABERINTO

Esta vez, en versión original, con sus versos y su todo. Porque la recuperé ayer y ya va siendo hora.



Sóplale al viento,
corriendo, hirviendo en luz secreta
en cada noche que intento buscar
tu pelo.

Coge mi mano
y aprieta los dedos.
Llévame a la fiesta
verde del mar, azul del cielo,
roja del suelo como no es
tu pelo.

Dame tu sombra.
Pinta mi boca con tu boca
de sal.

Resbala mi mano
por caminos de piel, tu piel,
y el mar sonríe.
Sonríe de ti y de mí,
espirales de color:
rojo del cielo, azul del mar,
verde del suelo como no son
tus ojos.

viernes, 5 de noviembre de 2010

High.



Si pudiera salir de mí un momento, si fuera capaz de romper el armazón de fibra de vidrio. Si la escayola absorbiera la suficiente cantidad de agua como para desprenderse, iría flotando, como una gaviota, hasta tu balcón. Te sacaría los ojos con el pico, los metería en un tarro de formol, y los pondría en mi estantería para que vieras cada minuto de mi día a día, hasta conseguir que quisieras tocar mi piel. Y así tal vez calmar el deseo que me invade tres veces por semana. Y coser tu córnea y tu retina a mi espalda, hasta conseguir que el deseo se repita más de cuatro veces por semana. Gritar dos veces al día: una al despertarme y otra al anochecer. Hasta que entendieras cada espasmo, escalofrío y tembleque de rodilla que me asalta cada vez que olvido recordarte y cada vez que dejo de intentar buscarte.


DORIAN, La mañana herida.

De caminar a oscuras por calles heladas hasta el amanecer me quedó una larga historia, una vida rota y todo por hacer. Hablo de poetas muertos y escribo canciones para olvidar. Que he sido ángel sin techo, bala por derecho y reina de bar.
Cuando la mañana herida me lleve lejos de aquí, diré que el mundo, niño, no está hecho para mí. Diré que el mundo, niño, no está hecho para mí.

martes, 2 de noviembre de 2010

Sptf.

Me pongo triste al mirar las colillas aplastadas sobre el cenicero transparente. Me pone triste la lluvia, especialmente en noviembre y en abril. Me ponen triste los calcetines sucios y la hora de ponerme el pijama. Me pone triste la media rodaja de limón flotando sobre los hielos derretidos del vaso de tubo, y soy la persona más triste del mundo cuando doy al play en cualquier tipo de reproductor en su función 'aleatorio'. Me entristece deshacer maletas casi tanto como los viajes en autobús los martes por la tarde.
Me pongo triste y escribo en el blog. Casi parece un requisito. Ponerse triste, entrar en el blog. Escribir en el blog. Muy triste.
Qué caras más tristes.

domingo, 24 de octubre de 2010

Yesterday was once tomorrow.

Desde 'Las sonrisas no se crean ni se destruyen, solo se transforman' hasta 'A veces creo que todo es inmensidad y que algún día me tocará ahogarme en algo', pasando por un cúmulo de transformaciones y naufragios de diferente calibre, según la magnitud de la tragedia.
Ahora, la tragedia (que es la que es), y los naufragios (que son los que son) se nos vienen encima sin importar cómo, dónde ni cuándo. Y yo asomo la mirada a su puerta para comprobar que sigue ahí. Y yo me pongo su camisa para intentar suplir un abrazo que no llega.

Y una de Pereza, que dentro de lo triste..

viernes, 22 de octubre de 2010

Aquí.

Como si nunca hubiera ocurrido.
Como si tampoco nunca hubiese ocurrido.
Como si esto fuera nuevo, o me sorprendiera. Que te den, que te den, qué tal, yo muy bien.
Como si pudiera evitarlo.

domingo, 17 de octubre de 2010

Anagrama.

Lo que ocurre es que se me seca la boca y se me escurre el teclado entre las manos, y todo esto mientras intento entender por qué se me hace tan complicado quererte y odiarte a un mismo tiempo si es lo único que he hecho contigo desde que te conozco. Lo que pasa es que cada vez que toso expulso cien mil células de mi interior, y ya me estoy quedando vacía por dentro de tanto forzar la garganta y de escupir trozos de mi corazón que, por otra parte, ya lo tenía podrido desde hace mucho tiempo.
Lo que no creo es que haya una fácil solución que me permita mantenerme íntegra física y moralmente, mucho menos cuando escucho sonar Drain You saliendo de mi móvil y una mano inocente me lo alcanza, delatándote la pantalla como autor de la llamada. Y mi voz cambia, mi visión cambia, la tele cambia e incluso aquel puto frío cambió al escucharte hablar de las gilipolleces más grandes jamás imaginadas, y el mundo fue un poco más mundo mientras te insultaba interiormente con la sonrisa puesta en la cara a modo de aprobación y veneración.
Porque te quiero y, por qué no, porque me gusta odiarte con tan particular criterio y tan poca razón. Porque me apetece abrazarte y decirte idiota con esa cara que solo sé poner cuando te tengo delante.
Porque no estaría yo aquí escribiendo, ni comiendo macarrones con tomate, ni fumando, ni escuchando cierta determinada canción que me hace gelatina las piernas y de mi historia una historia sin fin, si no fuera porque hace tiempo que no tenía yo tantos motivos para inmolarme poco a poco sin miedo a derramar las lágrimas que, por suerte, hace ya cuatro días derramé.

jueves, 7 de octubre de 2010

ALL ABOUT ME.

A pesar de todo, me alegro de que aún haya momentos en el día y días en el año en los que lo que más me apetece sea enseñarle mi redondo culo al mundo. Querer arrojar sandías al vacío desde mi ventana y ponerle una etiqueta a mi cama que grite en brillante edding negro a los siete universos: 'Si huele a mierda es por tu culpa'.
¿Lo mejor? Mejorarlo.
¿Lo peor? Disfrutarlo.

domingo, 2 de mayo de 2010

Paraísos artificiales.



Pero cuando tu apareces se desvanece el dolor
y no necesito a nadie porque se..


Sinceramente, me sorprende que se mantenga la ilusión. A veces pienso que todo ha acabado y que no era tan importante como creía. Pero luego recuerdo el dolor, y claro, la verdad es que hoy estamos ya a dos de mayo.
Y, ahora, como me conozco muy bien, sé que no era la gripe lo que me quitaba el sueño al irme a la cama. Es en mi no nuez: por lo del pensamiento, al que he educado muy bien, dentro de lo posible. Tanto que casi consigue engañarme. Y por lo del subconsciente, al que no puedo controlar.

Yo en realidad venía a escribir unas cosas que se me han ocurrido al ver en esta pared blanca reflejados dos de tus tesoros, y eso totalmente ajeno al resto de tu cuerpo pero perfecta y profesionalmente integrado en tu cara. Y de alguna otra cosa, pero he decidido que me callo, total para qué.
Tiene gracia, en realidad. ¿Quién puede estar con la cabeza en el suelo en el otro lado del planeta? Porque necesitaría un buen emblema.. Y un par de gramos de instinto de supervivencia.

En el fondo todo lo que quiero,
es verte amanecer.

miércoles, 28 de abril de 2010

Me gusta abrazarte.

Quiero saber que aguantaré sin el beso del viernes, sin el del sábado de la semana siguiente. Quiero saberlo, necesito creerlo.
Y no es el beso. Esa solo es la metáfora.
Eres tú completo, como unión no aleatoria de cuerpo y espíritu, el que quiero que permanezca. Dentro de poco solo tendré de ti al alcance tu espíritu, en mayor o menor medida. Y echaré de menos tu cuerpo: tu silueta, tus manos, tu pelo, tus ojos, tus labios. Y es que a mí no me convence la teoría platónica del alma reencarnada en un cuerpo aleatorio.
Podemos relacionar estos dos aspectos. Porque yo te quiero por cuando hablamos, por cuando intercambiamos información verbal. Pero también por cuando te cojo la mano, cuando te toco el pelo, cuando te miro a los ojos y cuando siento mis labios en los tuyos.
No concibo la dualidad de la esencia del ser humano como algo real. Para mi es todo del mismo paquete. Y cuando me falte esa mitad (especialmente dolorosa la ausencia de contacto físico), necesitaré saber que puedo aguantar, que sigues entero, que me echas de menos.. Aunque solo sea dos segundos a la semana (oda a mi propio catastrofismo).

lunes, 5 de abril de 2010

No hay manera.


Nunca se me ha dado bien un ‘¿Estás bien?’
No me gusta inmiscuirme en lo que no es mío. Necesito mucho tiempo para saber que puedo hacerlo, que no pasa nada, que no incomodaré, que tal vez incluso ayudaré. No quiero incomodar. No quiero estorbar. No quiero molestar.
Me carcome la pregunta en mi cabeza, necesito respuestas, la presión me supera. Pero estoy acostumbrada, soy yo, me conozco, sé que no explotaré, que podré aguantar por ti.
Lo que me preocupa es hacerlo mal con los demás. Y tú no eres una excepción para mí. Eres de los pocos a los que quiero incondicionalmente. Y la duda, la posibilidad de un sufrimiento del que formo parte, me revienta. Tranquilo, no has hecho nada mal, no te reprocho nada. Lo has hecho todo de forma tan perfecta que no puedo ignorarte en ningún momento.
En tal fecha como hoy, podría decirte esto tranquilamente. No es por vergüenza, por no confiar ni por miedo. Es, como siempre, porque te quiero, y no tengo la confianza en mi misma ni la autoestima suficiente para aceptar que soy bienvenida en tu mundo, por más que me lo has dicho.

Nadie me recomendó que te quisiera a ti. Me preguntaste cómo fue, cómo empezó todo. No supe responderte y sigo sin poder hacerlo. Solo se que cuando conoces a alguien importante, lo sabes desde el primer momento.

Ahora estoy atrapada en tus manos, en tu pelo, en tu cabeza. En tus rarezas.
Pero, de verdad te lo digo, y te lo digo tan de verdad que debes creértelo: está bien, estoy bien. Todo está bien conmigo. Y si estoy bien es precisamente por ti.

lunes, 29 de marzo de 2010

Alt.

Anoche lloré, tumbada en mi cama. Lloré porque te ibas. Bueno, más bien, por cuando te vayas. Por cuando te vayas y yo solo pueda decir: 'Muy bien, Ana, lo has vuelto a hacer. Nada se te da mejor.'
Y los primeros meses serán malos pero no tanto, y los siguientes serán horribles, y los siguientes serán los peores. Y yo estaré en mi cubículo viendo fotos, escuchando canciones, viendo vídeos, y dando puñetazos en la pared.
Lloré porque hace un tiempo decidí renunciar a esa parte de mi que tanto me gustaba y me ayudó. Fue una etapa buena pero incompleta. Ahora que has llegado, me has ayudado a aprender a renunciar a no tener nada.

Me rindo.
Me rindo ante mí misma porque mereces la pena, y porque no puedo quedarme estancada en un mismo kilómetro. Me rindo ante mi, ante la vida, ante todo lo que un día creé.
Me rindo por voluntad propia.
Me rindo y, aunque no sea capaz de decírtelo, sigo teniendo la esperanza de que sepas que te has convertido en un imprescindible.
Tú, sin saberlo, me devolviste algo muy valioso. Y no sé cómo pagártelo, cómo afrontarlo.

http://www.youtube.com/watch?v=zxPcmi1U25g

martes, 12 de enero de 2010

Esto va de hospitales.

Las almas de vez en cuando entran en un coma en el que es capaz de reconocer contadas siluetas, cada una perteneciente a una sombra determinada, cada una perteneciente a un alma determinada. Como dato informativo: si durante el coma pudiera uno moverse, tal vez con las dos manos tendría suficiente para abarcar todo lo que le pertenece.
Y de vez en cuando aparece una nueva silueta, una sombra en medio de esa luz blanca de la que todos han oído hablar. Una luz que no es sinónimo de claridad ni indicio de salvación como muchos creen. Es otra cosa muy distinta que ni siquiera voy a tratar de poner en palabras. Pues bien, como iba diciendo, esa nueva sombra con una silueta propia y un atractivo completamente nuevo e hipnotizante hace que disminuyan como candidatas a reconocibles el resto de siluetas de las almas en coma que comparten habitación contigo en ese hospital con ese característico penetrante y agobiante olor a médicos y medicinas que, por muy conocedores que digan ser de las enfermedades y los remedios del mundo, no pueden salvarte ni sacarte de tu coma personal. Y de vez en cuando una de esas nuevas sombras hipnóticas te convence, ya sea premeditadamente o no, ya sea intencionadamente o no (todo depende de la naturaleza de cada alma), de que será capaz de acompañarte en ese mismo cruel mundo que os metió en una cama de hospital. Y entonces, milagrosamente, tu alma abandona el coma.
A partir de entonces hay dos posibles caminos a seguir; el primero, en el que esa silueta especial sale de su coma (si es que lo estaba, sino te tiende la mano desde fuera) y echa a caminar a tu lado, y el segundo, en el que la silueta especial se queda dentro de su coma, obligándote a caminar solo.
Dicho sea de paso, toda alma suele acabar en un nuevo coma, independientemente del camino que le haya tocado seguir.