Vivir demasiado deprisa, vértigo emocional y miedo a que se
rompa la cuerda. Hay un agujerito por donde veo lo que quiero cuando quiero, y
me tumbo en la cama y de repente estoy al borde de un accidente de tráfico y la
adrenalina me invade y me pongo muy cachonda de repente y de nuevo esa
sensación de estar viviendo diversión, siempre al borde de la catástrofe. Como
dijo Audrey Hepburn, 'Si obedeces todas las reglas, falta toda la diversión.'
Esas ganas irremediables de compaginar responsabilidades con
una casi total irresponsabilidad, de correr con los brazos abiertos y los ojos
cerrados por una calle llena de gente que camina al compás de los que los
rodean solamente por no chocar con ellos y no tener que disculparse. De beber
más café del que los médicos consideran saludable, más alcohol del que se
considera aceptable, más saliva de la que tu propia boca produce. De salir de
la jaula y volver a sentirte intensa, volver a sentir la fuerza que te invade
cada noche, volver a buscarte a ti misma en los lugares equivocados.
Compartirte con la gente, dejarte conocer, y conocer. Y aprender.
Tengo ganas. De mí, de ti. De desobedecer reglas impuestas,
y de crear nuevas reglas para luego desobedecerlas. De vivir. De crecer.
En resumen, tengo ganas. Pero sobre todo de mí. Pero sobre
todo de ti.
2 comentarios:
ezque me guztaz, anito, me guzta musho que me guztez tanto! bien!
He encontrado esto de casualidad. El texto me recuerda un poco a la moral del superhombre.
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