Que no es que esté mal, pero lo he estado y recordarlo duele, duele casi tanto como cuando lo estuve. Y ahora mismo estoy intentando negarme a aceptar la mayor verdad del mundo, me gustaría poder gritarme en alto a mí misma: ¿Ves como estabas equivocada, gilipollas?'
Algunas veces he querido ser ciega y por ello conseguir ser un poco más feliz tal vez, pero visto que no lo soy y que no soy tan subnormal como para sacarme los ojos, he aprendido a encontrar la felicidad en la aceptación de las leyes naturales.
Porque Dios hizo el mundo en 7 días, y se nota, pero tuvo cuidado para idear la forma de comer gambas en un bar sin tener que preocuparse de las servilletas de papel impermeables: la solución es secarse con las gambas *.*
(Qué sabio este señor de gafas tan guapo, cada día tiene más sentido loque dice).