Ahora que estoy aquí sentada, te dedico unas palabras porque echo de menos la entonación que le das a tus frases. Así recuerdo cada vez que me pides lo imposible y me encuentro riéndome sola pensando en cuándo voy a poder convertirme en la capulla que nunca quisiera ser. Pero así son las cosas, yo no puedo hacer más por mí, por ti ni por nadie. Bueno, por mí sí. Por ti, me asusto. Por nadie, pues nada. Nadie es nada para mí.
Es como ir volando en un dragón y que nadie lo ve, y de repente encuentras a un tío flotando en el aire que dice que está viajando en águila para encontrar el choripán con salsa deliciosa de aquel día, los 5 euros en burbujas y el banco de la esquina y el escaparate de quién sabe el qué. Pues ya estarán en mar abierto por lo menos, o tal vez en el vertedero de la región que habitamos.
Me vuelves a preguntar.
Sí, puedo.
Sí, quiero.
Seguiría escribiendo y escribiendo, es lo que pasa en días en los que estoy en el estado en el que estoy hoy. Y aquí ando escuchando a los Moldy Peaches y extrañamente relacionándolos contigo. Odio, odio esto porque es lo que nunca evito, porque casi nunca me sucede. No sé qué rondará por tu cabeza, pero la mía sigue igual que hace 2 semanas, un mes, un trimestre. O casi. Digo casi, porque di un salto y ahora estoy al borde de un precipicio. Abajo hay agua, lo sé, abajo hay agua. Por eso no tengo miedo a la muerte. Todo esto es pura mierda, un teatro, como todo.
Quiero cenar, beber cerveza y echar un pucho.
Contigo.
Ahora.
Pues.. Voy a ello.
4 comentarios:
Fue un error por mi parte descuidar tu blog durante un tiempo. Aunque haya sido pequeño.
Ir haciéndome a la idea no hubiese estado mal, a la idea de todo, digo.
No quiero ser un jodido Moisés, no quiero convertirme en él, ni en uno de ellos, que tanto abundan... no quiero dividir el mar en dos y dejarte sin ese colchón de agua que tienes tan seguro y sobre el que no te da miedo caer.
Pero tampoco estoy dispuesta a convertirme en el océano... porque al final los colchones de agua son fáciles de romper... sobretodo en algunas situaciones.
Ana, si tu lo sientes yo también. Tú sientes no poder evitarlo.
Yo tambien siento ser humana y no poder evitarlo.
El mar no se divide, porque no puede y no quiere, pero no hay corales y jardines de pulpitos con amebas brillantes como perlas donde puedas caer, ni medusas dulces que te recojan en la caida desde el precipicio de afiladas rocas, ni siquiera hay una sirena que te cante y te cure las posibles heridas provocadas en tu descenso...
Lo intento, pero no puedo, y no quiero que me lo pidas.
Y no es que no quiera enviar a mis pulpitos a cuidarte.
Esque yo nunca tuve pulpitos.
"Fotogramas"
Parece mentira.
Es que yo... jo.
Me acabo de poner tontita, que es algo que las dos sabemos que no me conviene.
Que viva la casualidad.
Y que todas sean tan buanas como haberos encontrado.
Ayer me hiciste recordar precisamente lo que no quería contarte. :)
Sí, la misma.
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