Yo te pido tu boca, tu garganta, tu piel, tu pelo, tus brazos, tu espalda.
Me acercaré a ti desnuda, y me gustaría que me dejaras tocarte el pie con la punta de mi pie cinco segundos, y luego retirarlo. Y mirarte durante media hora en silencio, y que tú también estuvieras desnudo y en silencio. Y al final tocarnos hasta aprendernos de memoria el tacto de nuestra piel, de lija o seda, ¿qué más da?

A veces pienso que todo es inmensidad y que algún día me tocará ahogarme en algo..