29/06/08
5.00 am.
Lo siguiente será irme a dormir. No sé si es la mejor opción, porque así lo único que puedo hacer es soñar cacadas. Y me estoy quedando dormida pero me da miedo la cama. Agarrarme muy fuerte a los peluches nunca sirve de nada, solo para liberar tensión del cuerpo durante un ratito, hasta que despiertas con los pies en la almohada, o lo que sea.
Que no quiero dormirme, joder, y el alcohol no ayuda, se me caen los párpados como si fueran cortinas de tela, opaca y pesada. Me estamparé contra el teclado. Quiero llorar hasta deshidratarme, hasta que se me sequen los ojos, maldita sea. Que se caigan y rueden como canicas. ¿Y por qué cojones me pongo así de mierdas ahora? ¿Otra vez, Ana? Te estás dando el fin de semana, serás idiota. Ni siquiera sé por qué estoy así. Es posible que mañana esté lo más contenta y piense que soy una idiota por amargarme tanto, o es posible que vaya a peor y me ponga a dibujar cosas abstractas sin ningún sentido, o con demasiado.
Me da igual: mantengo mi teoría de que todos somos gilipollas, y en éstos momentos, yo me siento la reina de la manada.