viernes, 28 de marzo de 2008
Caracoles en vinagre.
Alguna vez conocerás a un personaje extraño. Hablará poco, pero en su cara adivinarás que tiene mucho guardado ahí dentro entre la mata de pelo que tapa sus orejas y las protege del frío. Y un día te dirá algo, quizás una frase corta y complicada pero cargada de significado. No la entenderás a la primera, claro que no. Eso sería imposible. Necesitarás pensar en ello durante un ratito para crear tu propia versión, aunque sepas que nunca será del todo acertada.
Es tan misterioso que te sorprenderás a ti mismo tratando de adivinar qué es lo que ronda por su cabeza una media de 8 veces al día. Es tan extraño que desearías pasar con él mucho más tiempo, para saber cómo se comporta en cada situación, cómo ve las cosas según la hora que sea o el apetito que tenga en ese momento. Es tan bonito que querrías vigilarlo las 24 horas del día, aprenderte todos sus movimientos de memoria y grabarlos en un sitio del que sabes que nunca desaparecerían.
Y por otro lado te gustaría no conocerlo del todo, no entenderlo al completo, porque te encanta el misterio, y no hay nada que más te atraiga que una persona cargada de misterio.
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